Seguidores

jueves, 30 de mayo de 2013

Mi alma preferida.

¿Alguna vez sentiste una conexión con otra persona? Eso que no te pasa con cualquiera... Eso que te hace pensar que en serio ustedes dos nacieron para algo más.
Eso que hoy a la mañana me hacía pensar... Viajando a quién sabe dónde a las seis y media de la mañana. No había amanecido todavía. El cielo estaba oscuro como si fuesen las tres de la madrugada. El taxista acompañaba su inicio del día con una música especial... La cual yo no podía escuchar porque estaba completamente en mi mundo.
Yo acompañaba mi inicio del día con mi música especial... Y así pensaba. Realmente no estaba pensando en cosas muy importantes, cuando de repente pasé por un lugar que sí lo era y me acordé de una persona que era más importante aún. Sí, él.
No podía negar que había una conexión inmensa entre ambos. Dos años de relación que continuaban, pese a los mil tropezones y a las mil caídas, intactos. Esa relación que yo esperaba – y hasta podía sentirme segura – que siguiera por muchos años más.
No podía negar esa conexión porque en ese mismo instante la estaba sintiendo.
Tal vez él estaría durmiendo, o estaría soñando, o estaría desayunando... Tal vez su alma estaba en otro lugar. Pero yo le sentía.
Sentía que algo nos unía, a su alma y a la mía, como si antes de nacer hubiésemos pactado.
Hubiésemos pactado que nos encontraríamos, que él sería el amor de mi vida pero que me tenía que dejar porque no era el adecuado. Que yo lo amaría como a nadie volvería a amar, y que él me querría pero no de la misma manera. Que yo lucharía día y noche por él, aún si mi cuerpo estuviese durmiendo, aún si mi alma estuviese diambulando, aún si yo no estuviese. Que aunque pasaran y pasaran los años y pasaran y pasaran los errores, las puteadas, las cagadas y los enojos; la relación seguiría porque la conexión jamás se rompería.
Podía sentir que algo nos unía. Algo más que nuestras historias. Algo más que sólo recuerdos. Algo más que besos, canciones y sábanas.
Que nos unía un propósito. Algo aún más que una vida... Que nos unían miles de vidas. Vidas anteriores que nuestras mentes no podían recordar pero nuestras almas sí las podían sentir. ¿Entienden lo que digo? Yo lo estaba sintiendo en serio...
Sentía como si una suave soga blanca, con una luz brillante blanca, cegadora pero completamente hermosa, nos uniera... Nos uniera a todo momento y en todo lugar... Nos conectara alma con alma, propósito con propósito, sin importar el espacio-tiempo.
No importarán los años, ni los meses, ni los días que yo pase acá, allá, en Japón, en Rusia o en Groenlandia. Incluso en la Luna o en Marte. En otras estrellas y en otros soles. En otros mundos u otras galaxias. No importaba porque su punto de luz y mi punto de luz estaban unidos por una energía y un fuego inapagable.. innegable.. Algo que cegaba, que sorprendía y que era difícil de creer.
Porque nos miramos a los ojos y nos sobran las palabras... Y eso seguirá pasando siempre...
Que cada vez que me mire a los ojos me lea el alma... Y que yo lea la suya...
Porque éramos y somos transparentes el uno con el otro. Porque nada va a parar, ni a arruinar, ni a separar o terminar eso.
Nada va a cambiar.
Porque lo decidimos así, una vez acá y una vez antes allá.
Porque todo está saliendo como lo planeado, mi amor, por eso te digo... Que quiero seguir teniéndote al lado, aunque estemos a miles de kilómetros.
Porque tú y yo... es como cóncavo y convexo.
Porque tú y yo... es casi uno.

Porque tú y yo... mi alma preferida.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¿Creés que lo que escribo tiene sentido?

Datos personales